Hoy siento la necesidad de expresar deseos. Muy en concreto, uno:
Queridos reyes magos:
Me gustaría mucho que mis amigos y por extensión todas las gentes; eso que los que tienen aire de nobleza llaman "pueblo" y los que además tienen mala leche, llaman "populacho" esos todos, dejaran de referirse al virus que está causando la actual pandemia (y también por extensión, todos los otros virus), llamándole bicho.
Y ya de paso, Padre, perdónalos porque no tienen ni pijotera idea de lo que dicen.

Los virus, queridos, no son clasificables en reino alguno: ni son animales, ni vegetales, ni minerales, ni españoles (que también tienen su reino). 
Son un simple artilugio orgánico, que a mi me gusta entender como un error de la naturaleza. A diferencia de lo que suele pasar con los seres vivos, los virus, se replican más que se reproducen, pero con una particularidad que consiste en que deben hacerlo infectando una célula de un ser vivo.
Son una simple y pequeña cadena de pedazos de...-toma palabro!- ácido ribonucléico o desoxirribunocleico (ARN o ADR) empaquetada en un envoltorio proteico. Y ahí se acaba todo. No se mueven, no se desplazan por si mismos, ni tienen ningún tipo de iniciativa. Su replicación solo tiene éxito en función del comportamiento del dueño de las células que invade.

Expresiones como bicho o estamos alimentando el bicho, etc. son solo lluvia de confusión.
Queridos reyes magos:
Por favor, envía un poco de luz a esas mentes que solo hacen que quejarse. Por la mascarilla, por las restricciones de movilidad, por los confinamientos y por el poco acierto de aquellos que han aceptado la responsabilidad de "tratar" de controlar la pandemia.

Al parecer no quieren darse cuenta de que con todo, los logros alcanzados son espectaculares. Que traten por favor de reflexionar y concluir, que hubiera sido esto, sin ningún tipo de control y también que traten de imaginar lo que hubiera sido si todas esas medidas que tanto les molestan, se hubieran cumplido estrictamente. Posiblemente estaríamos antes otro paisaje y apuntando a un horizonte muy diferente.

No es buena cosa comparar pandemias, porque todas tienen particularidades que las hacen poco relacionables, pero aún y así, pensemos un poco en la Gripe llamada "española" (que de española no tuvo nada de nada). Ocurrió hace un siglo. Cien años más o menos.
Afectó mas o menos a la tercera parte de la humanidad; unos 500 millones de seres humanos. En aquellos momentos la población mundial sobrepasaba por muy poco, los 1.500 millones.
Murieron entre 50 y 100 millones de los afectados. (Difícil de precisar, entre otras cosas, porque el mundo en aquel momento estaba sufriendo la Primera Guerra Mundial y como se suele decir popularmente "el horno no estaba para muchos bollos estadísticos).

Hoy superamos los 7.500 millones de habitantes y la actual pandemia, de momento, ha afectado a algo más de 200 millones de personas, y los fallecidos "solo" son unos 4,3 millones.  La diferencia es muy evidente, pero...
¿Podemos hablar de éxito?
–Pienso que no. Los avances en medicina en estos últimos cien años, son espectaculares, pero estamos en un escenario donde los cambios del comportamiento social, han avanzado muy poco (si no es que han retrocedido). La disciplina se confunde con la libertad coartada y el sentido de responsabilidad, brilla por su ausencia (Primero yo, después yo y los míos y si queda algo que lo pille el que llegue primero).

Ya lo decía Eudald Carbonell: Estamos muy lejos de adquirir la suficiente consciencia de especie.
Humildemente me atrevo a apostillar que posiblemente menos aún. Ni siquiera de tribu.-

Nota: Esta entrada ya se publicó en Wordpress el 6 de Agosto 2021. Estoy recogiendo las entradas que no deseo perder, antes de descontinuar aquel espacio en WP, que se usará para otro cometido (ensayos de aprendizaje) y no será público.
 
Imagen de Prawny en Pixabay

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